Diario del Caquetá, El periódico de los Caqueteños

En la iglesia Catedral Nuestra Señora de Lourdes de Florencia, se realizó una misa oficiada por el padre Anderson Quiñones donde se conmemoro un año más del asesinato de la familia TURBAY COTE en el Caquetá. Al acto litúrgico asistieron dirigentes políticos, varios diputados, amigos y allegados a la familia.

Hace 20 años, en la mañana del 29 de diciembre de 2000, se consumó uno de los hechos de violencia de mayor impacto en la historia del Caquetá. En el sitio La Gallera, en la vía hacia el municipio de Puerto Rico, hombres del Frente 14 de las Farc detuvieron una caravana de tres vehículos en que se  movilizaba el presidente de la Comisión de Paz de la Cámara, Diego Turbay Cote, y minutos después el congresista fue asesinado junto a su madre y cinco acompañantes más. 

Este hecho se produjo mientras a pocos kilómetros del lugar, la guerrilla de las Farc adelantaba unos  diálogos de paz con el gobierno de Andrés Pastrana. Hoy se recuerda que, cuando la caravana fue detenida, confiado en la situación imperante en la región y el país, Diego Turbay Cote dijo a sus acompañantes: “Tranquilos muchachos, yo soy el presidente de la Comisión de Paz de la Cámara”. Sin embargo, los guerrilleros procedieron a asesinarlo, sin posibilidad de diálogo alguno. 

Constanza Turbay Cote, su hermana, quien tuvo que vivir varios años en el exilio en Suiza, recuerda que solamente la necropsia de su hermano Diego constató que recibió 57 impactos de bala. También murieron en la execrable acción, su madre Inés Cote de Turbay, el arquitecto Jaime Peña Cabrera, Edwin Angarita, Mail Bejarano, Dagoberto Samboní y el conductor Rafael Ocasiones. Dos personas más resultaron heridas en un suceso que causó revuelo nacional por la gravedad de lo sucedido. 

El recuerdo de estos hechos todavía ensombrece a Colombia y convoca la memoria de los caqueteños. Por esta razón, no solo se rinde homenaje por estos días a lo que significó Diego Turbay Cote para el Caquetá, sino que se recuerdan los efectos que tuvo para la guerra, a raíz del atroz acontecimiento con razones políticas. Se sabe que se trata de un episodio priorizado en la Justicia Especial de Paz, y que las Farc han pedido perdón por el error enorme cometido hace 20 años.

La historia del Caquetá, de alguna manera está ligada a la familia Turbay. Desde los tiempos del líder político Hernando Turbay Turbay que echó raíces en la región en su hacienda Guacamayas, en San Vicente del Caguán. Durante largo tiempo, mientras la guerra iba creciendo en el departamento, Turbay representó el liderazgo liberal con vocería permanente en el Congreso y fue un muro de contención a la expansión de las Farc. Tras su retiro, entró a la escena política su hijo Rodrigo Turbay Cote. 

Sin embargo, cuando lo hizo, después de la constituyente de 1991, ya el Caquetá era un territorio abierto para la guerra. El 16 de junio de 1995, Rodrigo Turbay fue secuestrado por el Frente 15 de las Farc. Dos años después, luego de un penoso cautiverio en el que la guerrilla fue renuente a cualquier tipo de opción por su libertad, apareció muerto en el caserío Cristales de Cartagena del Chairá, el 3 de mayo de 1997. Sin mayores explicaciones, las Farc se limitaron a decir que se había ahogado en el río Caguán.  

Este suceso trágico precipitó que su hermano Diego Turbay Cote, un hombre que se había formado en Bélgica, y que tenía una carrera promisoria en el mundo económico, entrara a la política para regentar el legado de la familia Turbay. Aunque perdió en una aspiración a la alcaldía de Florencia, en 1998 fue electo representante a la Cámara y, gracias a su activo liderazgo y su carisma personal, rápidamente cobró protagonismo frente a las perspectivas de paz de la era Pastrana, razón por la que entró a presidir la Comisión de Paz. 


“Fue un hombre muy inteligente que desarrollaba una importante tarea política cuando lo asesinaron”, comentó el congresista Plinio Olano. El ex fiscal y ex procurador Alfonso Gómez Méndez, que lo conoció, manifestó que pudo haberse quedado en Europa, pero regresó por su compromiso con el país, y después promovió la paz desde el poder legislativo, con lo que ello significaba en esos momentos de tensión política y guerra, a pesar de la existencia de una zona desmilitarizada de distensión para negociar. 

Además de una Eucaristía en Florencia para recordarlo, el directorio Liberal del Caquetá rindió homenaje a su memoria exaltando sus condiciones, su liderazgo, y sus buenas ideas para favorecer a las regiones de la Colombia profunda. En esa reconstrucción de evocaciones y memoria, se exaltó por ejemplo que regiones como Solita, Solano o Cartagena del Chairá, tuvieron en un proyecto de Diego Turbay para favorecer las zonas no interconectadas en materia energética, su manera de entrar en esa fase de progreso. 

El congresista y presidente del directorio liberal del Caquetá, Harry González García, se pronunció sobre la tragedia ocurrida hace 20 años y enfatizó en que las Farc tienen que esclarecer y contribuir con la justicia por el asesinato de los Turbay Cote y sus acompañantes en aquella caravana. Además, el Partido Liberal del Caquetá presentará un informe a la JEP buscando que la verdad reconozca los derechos de las víctimas liberales en el país, como un aspecto neurálgico para la consolidación de la paz. 


Como sucede en tantos otros episodios de la vida nacional enmarcados en el horror de la violencia, nuevamente se exaltó el perdón como el aporte de unos y otros para pasar la página. Pero la familia Turbay, sus amigos y conocidos, y quienes conocieron el entorno directo de Diego Turbay, saben qué hace 20 años las Farc cercenaron vidas sin piedad alguna, y que el capítulo del exterminio del Turbayismo  en el Caquetá está por escribirse y seguramente tendrá mención en la Comisión de la Verdad.  

Por su parte el dirigente político y diputado por el partido Liberal Cesar Augusto Torres Ríos, fue enfático en reclamarle a las FARC que cuenten la verdad sobre el vil asesinato en el Caquetá de la familia Turbay Cote.

Por diario

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