Alcalde Luis Antonio Ruiz

Con una proyección a 30 años, el alcalde electo deberá presentar un plan de desarrollo que cumpla con las expectativas; además tendrá que cumplir una gestión impecable para que los próximos cuatro años sean en realidad el comienzo de una necesaria transformación.

Como capital del departamento de Caquetá y más de cien años de historia, Florencia es la ciudad más importante en el suroriente del país, todavía en mora de enarbolar su bandera como «Puerta de Oro de la Amazonia Colombiana». Estar ubicada entre la Cordillera Oriental y Amazonia, en la margen derecha del río Hacha, es todo un privilegio ambiental que la convierte en enlace entre la región Andina y la región Amazónica; situación que sin embargo no compensa el Gobierno Nacional en materia de inversión.

Esa es la ciudad que a partir del primero de enero de 2020, y durante cuatro años, administrará el alcalde electo Luis Antonio Ruiz Cicery, quien logró despertar la esperanza de los florencianos en que sí es posible tener una ciudad ejemplar a pesar de tantas falencias acumuladas durante décadas.

En Florencia, donde las lluvias en cualquier momento inundan las calles, se pone en evidencia que urge invertir en un alcantarillado como lo requiere la ciudad.

Endeudado

Mucho se dice que el municipio está endeudado, lo cual genera un margen de duda sobre lo que se podrá hacer; incluso hay quienes advierten sobre la posibilidad de que sea cobijado por la Ley 550 o ley de quiebras, algo que de plano desmiente el actual mandatario Andrés Mauricio Perdomo Lara.

De hecho, Perdomo Lara explicó que son tres deudas, las cuales se han venido pagando en beneficio de los recursos públicos: una tiene que ver con el empréstito por los denominados bonos de agua, que data del año 2011 (más de 10.000 millones de pesos), renegociada el año pasado con un ahorro, según él, de 6000 millones de pesos para el ente territorial; “esta deuda está respaldada en los recursos del Sistema General de Participaciones, correspondiente a agua potable y saneamiento básico, es decir, que no afecta absolutamente para nada los recursos propios del Municipio, por el contrario se ahorran alrededor de 700 millones de pesos al año, durante el tiempo que resta de la deuda”.

La compra de dos combos de maquinaria amarilla, con los cuales se ha venido interviniendo la red vial urbana y rural, es otra deuda por $4000 millones, de la cual se ha pagado una cifra importante;

“es un crédito corto, de tan solo 5 años, y que tampoco representa un peligro para las finanzas de la ciudad, si bien afecta el presupuesto propio, la cifra que pagaremos no se compara con los 13.000 millones de pesos que nos deja de inversión esta maquinaria”, dijo Perdomo Lara.

Una tercera deuda aprobada por el Concejo es para el polémico proyecto de modernización del alumbrado público a tecnología led, cuyo valor es de $15.000 millones, que serán cancelados con el recaudo del pago del servicio por parte de los usuarios, por lo cual se asume que no genera inconvenientes.

Expuesto lo anterior, defiende el alcalde saliente que Florencia tiene finanzas sanas que incluso han permitido soportar el pago de numerosas demandas laborales y sanciones heredadas por otras administraciones.

El puente

Mención aparte merece la autorización que dio al mandatario el pleno del Concejo, para comprometer vigencias futuras del 2019 que garantizarán los $5500 millones faltantes con destino a la construcción del nuevo puente sobre la quebrada La Perdiz, en el tramo entre La Terminal de Transporte y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

El proyecto, tasado en unos $14.000 millones, incluida la compra de predios para el desarrollo de la construcción, fue defendido como una obra de gran relevancia, aunque en la opinión pública son bastantes los que argumentan que el beneficio del puente no será tanto como se pregona, entre otras razones, porque resuelve a medias el flujo vehicular de ese sector; además, hay quienes sostienen que la ciudad reclama puentes de mucho mayor impacto. Como sea, se espera su entrega y puesta en servicio en diciembre de este año, según lo anunciado.

Plan de Ordenamiento Territorial

Después de casi 20 años sin que sea actualizado el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), circulan mensajes de que sería aprobado en los pocos días que quedan de este año, algo que provoca cierto rechazo como sucedió, guardadas proporciones, en Bogotá, donde una serie de factores jugaron en contra de lo pensado por el alcalde Enrique Peñalosa.

En la lucha por la supervivencia, numerosas personas venden en espacios públicos bebidas y comestibles como único recurso para ganarse unos pesos.

El POT es el instrumento de planificación que permite organizar el espacio físico de municipios con más de 100.000 habitantes; pero es en muchos casos utilizado para favorecer determinados intereses cuando su verdadero objetivo es atender al interés general y público. Grupos de constructores están entre los que más se benefician con la aprobación del POT en cualquier municipio, enriqueciéndose a través de la plusvalía o los nuevos valores que se dan de manera automática por este tipo de decisiones de una administración.

A eso se suman los daños ambientales que se puedan provocar. En este caso, cualquier ligereza en el trámite podría conducir a que los concejales que aprueben el POT sean más adelante objeto de investigaciones y posibles sanciones, si se comprueba alguna irregularidad. Y es que crea serias dudas que se apruebe un POT donde es la próxima administración la que empieza a trabajar con lo aprobado, sin haber tenido oportunidad de participar en la discusión.

Los huecos son un eterno problema; aparecen en cualquier momento y en cualquier lugar. Faltan soluciones de fondo.

La malla vial

Florencianos y visitantes se quejan con razón por el mal estado de las vías en casi todos los sectores de la ciudad y lo peor es que las inversiones en reparcheos son más un desgaste que una solución efectiva, debido a las permanentes lluvias, aunque también se pone en duda la calidad del material.

Transportadores, propietarios de autos particulares y motociclistas sufren a diario por este problema, que en ocasiones se torna crítico, perjudicando de manera grave presupuestos familiares por las reparaciones que hacen a los vehículos, además de las afectaciones en movilidad.

Las galerías

La galería central y la satélite, pese a su ubicación estratégica, dentro de la nueva concepción de la ciudad, teniendo en cuenta el crecimiento y la necesaria modernización, deben dar lugar a una nueva propuesta de ordenamiento contemplada en el POT, lo que a su vez se traduce en la creación de una central mayorista. Por supuesto, en una zona donde se facilite el acopio, lo mismo que la venta de productos perecederos, en instalaciones aptas para todos los vendedores y con una organización que les permita progresar.

Eso significa, además, mejorar la transitabilidad en el entorno, sobre todo en el caso de la galería La Concordia, y recuperar las instalaciones para otros usos.

Sitios para la recreación

No se caracteriza la capital caqueteña por tener suficientes sitios de recreación; todo lo contrario, es mucho lo que hay por hacer en este sentido empezando por la recuperación de parques y la construcción de otros con diversos atractivos para toda la familia.

Florencia cuenta con diversos sitios de interés en la zona periférica, en sus campos; pero muy poco en su interior, por lo cual hay que buscar la forma de que en sus barrios haya muy buenas opciones de sano entretenimiento.

El Parque Santander refleja el abandono de numerosos espacios públicos, donde abundan las basuras y encontrar un lugar donde sentarse es casi imposible.

Esa es una buena opción para apartar a niños y adolescentes de la inactividad y sobre todo de influencias nefastas, relacionadas con prostitución, delincuencia y consumo de drogas.

En una ciudad donde está todo por hacer en materia de cultura ciudadana, las motocicletas siguen siendo parte de la solución como medio de trabajo. El mototaxismo, cada vez más competido, se ofrece sin afanes los fines de semana.

Cultura ciudadana

A lo anterior hay que añadirle una alta dosis de cultura ciudadana, de la cual adolece esta capital. Hay demasiado por hacer al respecto y cuanto más temprano se comience, tanto mejor; trabajar con las colonias, lo mismo que con ciertos grupos poblacionales, como las negritudes e indígenas, puede ser un punto de partida en lo cual juega papel determinante la academia.

Como sea, se requiere de un diálogo abierto y propositivo, que ojalá el nuevo alcalde promueva con la efectividad deseada, acompañado de ejecutorias que de verdad reflejen cambios en pro de la ciudad que sus habitantes merecen.

Por diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *